¿Y por qué no?

Verba volant, scripta manent.

martes, 20 de diciembre de 2011

Una palabra lo cambia todo

Capítulo 5.


 -¡Hola, pequeña! Espero que tengas unos buenos días, hoy ya sabes que no puedo estar consigo- al leer esto se le quitó la sonrisa tan espléndida que tenía-pero ya sabes que si tienes algún problema puedes llamarme que estoy disponible las 24h del día para ti.- Volvió a dejar el móvil sobre la mesilla y se levantó de la cama y se levantó sin contestarle a es,e de los muchos mensajes de buenos días, que el le mandaba desde aquel día.

Se vistió, se preparó el desayuno, hizo la cama y se marchó. Su casa siempre estaba silenciosa, su madre apenas estaba en casa, no le gustaba pasar mucho tiempo en aquel lugar todo le recordaba a su marido. Para ella ese iba a ser un mal día, se había alejado de sus amistades su mejor amiga se había echado novio y apenas se preocupaba por ella, a ella le dolía mucho que se hubieran alejado tanto y más en esa época, y él pues le dijo que necesitaba estudiar ese día y que no podía pasar ningún momento con ella que sus exámenes estaban muy cerca. Llegó al instituto temprano, como todos los días, a medida que subía las escaleras notaba el calor que emanaba aquel lugar tan odiado por todos pero que a ella le encantaba, llegó a su clase y se sentó en su pupitre al lado de la ventana y no muy alejada del radiador. Las clases se le pasaron volando, cuando sonó el timbre para irse a casa a comer no se lo podía creer, no quería volver a casa deseaba que hubiera una helada para que no pudieran salir de aquel lugar. 
Su cara cambió cuando al salir por la puerta del instituto se encontró una sorpresa que nunca se hubiera imaginado, allí estaba él apoyado en su BMW y con una sonrisa en la cara; llegó corriendo a junto de él lo abrazó y le dijo: ¿Qué haces aquí? ¿Tú no tendrías que estar estudiando? él se limitó a echarse a reír y le hizo un gesto para que se subiera al coche. Ella le empezó a contar todo lo que había hecho durante su mañana, ni si quiera había sido capaz de preguntarle a dónde iban puesto que ni siquiera se había dado cuenta que no iban en la dirección de su casa. Llegaron a un descampado, él sacó una manta del maletero y una cesta con comida. Ella estiró la manta y se sentó encima de ella esperó para que él se pusiera a su lado para abrir la cesta. Comenzaron a comer mientras sus miradas se cruzaban y los dos sonreían con una sonrisa tímida y sonrojada al acabar de comer él recogió los restos y los tiró a la basura y cuando regresó a al manta se acostó y puso la cabeza de ella sobre su abdomen. Estuvieron mucho rato así hasta que él interrumpió el silencio:

- Me da igual lo que pienses respecto a lo que te voy a decir pero es que he llegado al límite de saturación de mi cabeza. Sinceramente no sé por qué después de todo el tiempo que pasó le sigo dando vueltas a lo mismo, sé que si no me hubiera obsesionado contigo después de que pasara aquello y no te hubiera dicho lo que pensaba no se habría acabado de aquella manera pero por desgracia era así de demasiado cariñoso con la gente, pero me he dado cuenta que eso no sirve de nada por que por más que te encariñes con una persona siempre será la primera en hacerte daño, por eso ahora ya no quiero nada serio ni nada por el estilo porque para qué? Para pasarlo mal el día que se acabe pues no, para eso nada, con esto no te estoy intentando decir nada solamente te digo que llevo mucho tiempo intentando tener esta conversación contigo y sé que una parecida la tuvimos hace mucho y que me dijiste que tú no querías nada con nadie después de lo que te había pasado y estoy de acuerdo contigo puede que tener algo serio con alguien sea para pensárselo y yo en este momento no quiero pero sinceramente me encantaría poder estar de alguna forma contigo pudiéndote dar los buenos días como estoy haciendo pero acompañada de caricias y besos.- En ese momento ella le acarició la cara- Te quiero mi pequeña y siempre estaré aquí de la manera que sea.
Ella rompió a llorar y no supo decir palabra lo único que era capaz de expresar eran sollozos y sonidos sin sentido alguno, cuando se calmó consiguió decir una palabra: Gracias. 

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