¿Y por qué no?

Verba volant, scripta manent.

sábado, 24 de octubre de 2015

Los sueños se cumplen

Un día soñé que algún día me despertaría con ganas de comerme el mundo, con ganas de sonreír por encima de todo, de dar abrazos aunque no fueran correspondidos, de gritar y llorar de felicidad... Con ganas de ser feliz y de sentirme viva, con ganas de querer y ser querida... Pero sólo fue un sueño, fue un sueño que duró mucho tiempo, años incluso, a veces parecía que se cumpliría pero no... Ese día parecía que jamás iba a existir...

Pero me di cuenta de que era yo la que nunca había dejado que eso pasara; nunca había dejado que nadie atravesara esas barreras tristes para poder ayudarme a ser feliz... No quería que nadie pasara a dentro de mi refugio, no quería que nadie viese la oscuridad desde dentro y sobre todo no quería que nadie empezase a matar mis demonios... No me apetecía sufrir nada de esto porque sabía que si derribaban mis muros no habría marcha atrás y todos esos años de encierro no habrían servido para nada... 

Y entonces un día sin darme cuenta llegó la salvación, bajé esas barreras muy poco a poco, dejando entrar la luz, dejando entrar a alguien que me ayude a combatir la vida... Y empecé a abrir los ojos y a darme cuenta de que por fin el sueño se iba a hacer realidad, que la felicidad también estaba hecha para mi; sabiendo que todo ese tiempo de encierro me iba a ayudar a superar cualquier mal bache en el camino de la felicidad. La luz viene para quedarse, porque aunque se vaya los recuerdos de luz siempre van a prevalecer a los de oscuridad.

jueves, 1 de octubre de 2015

Una bocanada de aire fresco

Y entonces llega, todo cambia y nada volverá a ser igual... a no ser que vuelva, esa oscuridad contra la que se llevaba luchando día a día.
Ha aparecido una luz y no sé sabe muy bien de dónde ha salido, cómo ha aparecido y cuánto pretende quedarse... Pero lo importante es que está y hay que aprovecharse de esos momentos de luz.
Cuándo ya no tienes más que explorar de la oscuridad y empiezas a aburrirte de esas tinieblas constantes, comienzas a pensar en qué pasó para acabar ahí, sumido en esa tristeza diaria de la que no das salido... Y lo peor llega cuándo nos damos cuenta de que fuimos nosotros mismos los que nos metimos ahí, por miedo, para intentar sentirnos más seguros pensando que así nada ni nadie nos haría daño nunca más... Pero, ¿cuándo te das cuenta de que de verdad ya no puedes seguir ahí abajo? Supongo que cuando miras a tu alededor y ves que ya no hay nadie dispuesto a ayudarte a salir de ahí, ya no hay nadie que te empuja día a día y te das cuenta de que tu mismo eres el que tiene que ser el motor que te ayude a salir a flote. Tu y solo tu eres esa luz que se necesita para sobrevivir, porque al fin y al cabo si no nos tenemos a uno mismo y no nos aguantamos, nadie lo va a hacer por nosotros.
Así que deja que entre es luz, abre las ventanas y déjate guiar por esa luz con melodía propia. Sé feliz, contigo, con tu gente, con desconocidos pero siempre tu felicidad por delante del resto.