¿Y por qué no?

Verba volant, scripta manent.

viernes, 25 de julio de 2014

Etapas, momentos...

Hay días que cuestan más que otros, desde que te levantas notas cómo todo cuesta más, cómo que es más difícil seguir adelante y llega la noche y te acuestas con las misma sensación de qué no va a dar acabado el día.

Pero lo peor no es ese día en concreto, lo peor es cuándo se acumulan los días y día tras día la cuesta aumenta y es muchísimo más difícil llegar arriba. Miras hacia atrás y parece que no avanzaste nada y miras lo que te queda por subir y lo ves imposible. Y te paras y te preguntas ¿qué hago ahora, sigo o me rindo? Pero te paras a pensar y no eres capaz de tomar una decisión que te acabe de convencer y buscas una mano que te ayude a mantenerte de pie, ni para subir ni para bajar sólo para mantenerte de pie. Pero no aparece, nunca aparece nadie dispuesto a darte una mano a ayudarte a seguir ahí, firme. O quizás si, pero estás tan perdido y asustado que no lo ves y lo único que haces es llorar, volver a llorar y seguir llorando hasta que algún día no puedas más y acabes decidiendo si subir o bajar.

miércoles, 2 de julio de 2014

La mejor parte de mi.

Él sabía que pronto llegaría ella, la persona que le iba a proporcionar a su vida la alegría y la felicidad que necesitaba.
Después de esperar un largo período de tiempo ella apareció en su vida, en el momento en que él la miró supo que la iba a querer como nadie la iba a querer nunca.
Desde aquel día pasaban el máximo tiempo que podían juntos, nadie entendía sus conversaciones, nadie era capaz de comprender esa relación especial que tenían y sobretodo nadie era capaz de entender cómo en tan poco tiempo él la podía querer tal y como la quería. Ella no entendía nada de la vida y él día tras día le explicaba algo nuevo y aprendían juntoa, ella aprendía a vivir y él a ser feliz. A él le encantaba llevarla de paseo y que todo el mundo viera lo bonita que era y qué todos tuvieran envidia de que ella fuera de él.

Los últimos días juntos fueron como todos los anteriores pues ninguno de los dos sabía que el destino separaría sus caminos para siempre. Ella como siempre lo estaba esperando para ir a ese banco del parque dónde aprendían el uno del otro; pero en lugar de aparecer él apareció la madre de ella llorando. Ella le preguntó:- Mamá, ¿dónde está el abuelo?.
La madre entre lágrimas le dijo:- Se tuvo que ir muy lejos pequeña,  pero jamás te dejará de querer por muy lejos que esté.