¿Y por qué no?

Verba volant, scripta manent.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Algo nuevo comenzó.

Capítulo 6.

A partir de ese gracias su historia cambió para siempre, habían dejado de ser él y ella ahora eran ellos. Nadie daba crédito a lo que veían cuando estaban juntos, era imposible tener mala cara cuando alguien pasaba a su lado, desprendían tanta felicidad que era imposible tener una pizca de tristeza. Gracias a él y a aquel día en el que le dijo todo lo que sentía ella había logrado ver la vida de otro modo. Se convirtió en alguien muy positivo, nunca veía el lado malo de las cosas, había logrado superar la muerte de su padre, y cuando se acordaba de él en vez de llorar como antes hacía ahora se echaba a reír, porque se dio cuenta de que era lo mejor que podía hacer. Pero él no había cambiado, seguía siendo el mismo, no era más feliz ni menos feliz a pesar de tenerla a su lado, y eso le fastidiaba mucho pensaba que iba a ser la persona más feliz del mundo por haber conseguido lo que tanto había esperado, pero no lo lograba. Habían pasado muchas cosas desde que estaban juntos, ella había conseguido aprobar todas y pasó el selectivo con una nota bastante alta, y ahora por fin iba a estudiar lo que a ella tanto le gustaba criminología, su sueño era ser forense y cada vez lo veía más cerca, él había logrado abrir un pequeño negocio con unos amigos una especie de restaurante de los años 80 dónde la gente iba en patines y los sillones eran de cuero, habían pasado casi 6 meses desde que estaban oficialmente juntos.
Todos los días se encontraban en un parque, siempre se sentaban en uno de los bancos cercanos al río en el que veían pasar a los patos con sus crías. Pero lo que más les gustaba era pasar una tarde entera sin hablar, tumbados en la hierba mirando al cielo y sin pronunciar una palabra. Cuando se iba haciendo de noche en lugar de regresar hacia casa, decidían pasear por el centro de la ciudad; disfrutaban con la tranquilidad de la calle, viendo como cerraban los comercios y la gente se retiraba hacia sus casas. Las tardes en compañía de otros amigos eran las favoritas de él, siempre quedaban con los mismos amigos y generalmente en el mismo lugar, eran la única pareja del grupo de amigos y eso a veces a ella le sentaba mal, porque se notaba triste cuando le contaba a los demás lo feliz que era con él, mientras que a él le apasionaba porque siempre decía que así de felices serían cuando encontraran a una persona que realmente merece la pena.


Era el cumpleaños de ella, él le había dicho el día anterior: - Cariño, no quiero que salgas de casa, ni que me llames, ni que llames a ninguna amiga, tus 18 van a ser especiales, como tú lo eres para mí -le dijo mientras le daba un beso en la frente- por eso quiero que te quedes en casa hasta que yo te vaya a buscar, porque si sales fastidiarás tu sorpresa.
-Eso no es justo, es mi 18 cumpleaños por eso mismo tengo que salir por ahí y divertirme no pasarme una tarde en casa viendo series americanas.- Respondió ella con su tono de cabreada.
-Te prometo que será el mejor cumpleaños de todos pero, solo lo será si me haces caso.

A ella le costaba mucho acatar las ordenes de nadie, y menos las de su novio pero la idea de pasar su cumpleaños viendo NAVI, NCIS y Bones le apetecía mucho, asique cogió su manta del armario y se fue al sofá. La tarde entre asesinatos se le pasó volando, ni siquiera se había dado cuenta de la hora que era cuando él le timbró. Cuando él abrió la puerta y se la encontró aún en chándal y sin cambiar le tiró un cojín a la cabeza y le dijo: Ya veo, las ganas que tenías de salir a la calle, anda vístete que te están esperando abajo. En media hora ella ya estaba cambiada y bajaron al portal y él le abrió la puerta y su cara fue de total sorpresa cuando se encontró con todo aquello montado en medio de la calle.

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